ANTONIO IZQUIERDO ORTEGA: "RECUERDOS DE MI JUVENTUD" LOS HINOJOSOS (CUENCA)

PATIO DE MI CASA DE LA RINCONADA

Con el pozo en el centro, el brocal de una sola pieza de piedra en octogonal por fuera, y taladrada por dentro con la garrucha y la soga donde he tirado de ella siendo muy joven, sacando cubos de agua salobre para el uso de la limpieza de casa y las caballerías.

La casa de mis padres tenia la entrada por el patio,

al principio estaba la vivienda, en la entrada un portal con un amplio perchero, las cantareras con dos cantaros de agua dulce de la hontanilla, y una despensa con productos de matanza del cerdo, con

una orza de chorizos, una tinajas de aceitunas, la hornada del pan, queso, aceite, patatas, y legumbres.

Seguido de una puerta cristalera se pasaba a la cocina, una sala grande con el techo con guardillas

y vigas de madera, en el lateral de la pared, en el centro estaba la chimenea, decorada con azulejos en

sus laterales, con ladrillos refractarios con un marco

de madera saliente donde se encendía el fuego,los utensilios que se utilizaban eran las fuelles, las tenazas, y el pincho, en un lateral colgaba una riestra

de morcillas y chorizos aireándose. En la repisa estaba la mano de la almirez, la palmatoria con la vela y las cerillas, y en el centro el candil de aceite, más arriba, un espejo donde se colocaban algunas fotos y estampas religiosas de las patronas del pueblo al rededor del marco, yo para verlo tenia que

levantar mucho la cabeza, recuerdos que tengo siendo muy joven, a finales de los años 1948.

Por aquel entonces, pusieron la luz eléctrica en el barrio, en la casa de mis padres pusieron tres bombillas, una colgaba de una viga en la cocina frente a la chimenea. De una esquina de la cocina, una puerta se pasaba a las alcobas, que estaba la segunda bombilla. Encima del marco de la puerta de

entrada por el patio, estaba la "ratonera" una caja de metal con un cordón para tirar de él, cuando se apagaba la luz, se tiraba de él repetidas veces, si no hacia efecto, se terminaba dándole unos palos con la escoba y se "hacia la luz".

Unos años después, mis padres compraron una radio Telefunken, entro en casa la música, las noticias, y las novelas. En la cocina estaba la banca de madera,

vestida con un colchón y varias almohadas, una mesa redonda con faldas y brasero, y una docena de sillas torneadas con el asiento de anea, dispuestas para que toda la familia se sentara junto a la lumbre, o en la mesa de faldas al calor del brasero.

Por una puerta al fondo de la cocina, pasábamos al fondo de un pasillo, primero están las escaleras para subir a las cámaras, más al fondo la cuadra para las caballerías, y el pajar y la cocina de verano con el fogón y la leña, donde estaba la tercera bombilla.

La puerta de salida al corral, con una gorrinera para el cerdo, los conejos, las gallinas, y un gallo muy flamenco que nos picaba por detrás en las piernas, como si fuera el jefe del corral defendiendo sus gallinas. Por las tardes, a la salida de la escuela, tenia la tarea de traerles una espuerta de hierba con

amapolas.

Y al final había un porche muy alto, con el carro entalamado, que mi padre utilizaba para su oficio de

arriero. La portada con la salida a las eras, y los caminos que daban a la salida del pueblo.

Yo hacia el quinto de seis hermanos más mis padres.

Antes de comer, me mandaban ir a la tienda a por una botella de vino, mientras se hacia al fuego en la lumbre, en una sarten con patas, unas gachas de arina de almortas, con tropezones de hígado de cerdo, nos sentábamos en circulo al rededor de la sarten mojando pan, mi padre echaba un trago de vino y pasaba la botella a todos, y decía.

"no ha fallado ninguno"

LA CASA GRANDE DE MIS ABUELOS PATERNOS

MARIANO IZQUIERDO Y SERGIA ORTIZ.

Las cinco viviendas que hay, con las entradas por el patio, era solo una, la casa grande de mi abuelo Mariano, apodado "Boliche". Fué un "Arriero" y labrador, como muchas familias de Los Hinojosos, gran pueblo de arrieros, se dedicaban al transporte del aceite, cereales, frutas, especies, pimentón de la Vera, para las matanzas del cerdo, y también a la labranza.

A mi abuelo Mariano no le conocí en vida, si conocí a mi abuela Sergia, de muy mayor, ya en cama y murió de 98 años, vivía junto con un hijo soltero,

Francisco, mi tío "Frasco", su casa estaba entrando

al patio a la izquierda.

Junto a su puerta, había una higuera que cubría medio patio, pasaban sus ramas por encima del pozo, su tronco recio y curvado por el sobrepeso de sus ramajes. Por el grueso de su tronco, debió de ser plantada a finales del Siglo XIX- Tenia más de 70 cm de diámetro. Mis jóvenes brazos no la abrazaban, tenia 7 años en 1950, trepaba a ella con facilidad para comer las primeras brevas del verano y, después se cubría toda de higos que duraban hasta buena parte del otoño.

Tres años más adelante, con el deseo de coger una breva madura, me posé sobre una rama, no llegue alcanzar la breva, la rama se partió y caí envuelto en ella muy cerca del pozo, quede tendido en el patio sin sentido, cuando lo recuperé me habían puesto cuatro puntos de sutura, aun conservo la cicatriz en la cabeza.

"Gracias a Dios puedo contar y cuento, que yo también me he caído de una higuera"

EXCURSIÓN A LA CUEVA DE LA COVATILLA

Nos juntábamos los chicos del barrio de la Rinconada,

después de regresar de la escuela, era el tiempo libre que

quedaba para jugar con la pelota en las calles, o en las eras cercanas al barrio, también jugábamos con las canicas, con las chapas, o con el trompo nos jugábamos unas perras gordas marcando un circulo en el suelo, se

ponen las monedas en el centro, y se sacaban bailando

el trompo. En el verano apetecía bañarse, con nuestras

bicicletas salíamos en busca de alguna charca, o balsa de regadío de hortelanos, por la zona de Juan Chico.

Un día libre de escuela, cuatro amigos entre diez y doce años de edad, acordamos ir a ver la Cueva de la Covatilla de los Hinojosos, que está cerca del termino

con Mota del Cuervo, en el paraje llamado la "Dehesilla".En esta zona, mi padre tenia una tierra junto a un arroyo, alguna vez que le acompañaba en

las faenas de labranza, me indicó, que en un cerro que

se divisaba desde allí, estaba la entrada de la cueva. Les conté a mis amigos que yo conocía el camino para

llegar a la cueva, nos preparamos de liternas, bocadillos y unas cantimploras con agua, con las bicicletas, nos fuimos a explorar la cueva. Entramos

en ella, el techo de grandes rocas de piedra, en un lateral al fondo de tierra arenosa, había unas oquedades, para bajar en rampa o gateando, con la luz

de las liternas pasamos por puntos más estrechos, donde solo cabíamos, gracias a los cuerpos delgados de nuestra edad, todos explorando la caverna, en el teche se apreciaban unos picos o estalactitas sin mucha humedad, vimos que una posible continuación estaba tapada con muchas piedras, una

vez vista, acordamos todos salir a la luz solar a comernos los bocadillos.

"Fue muy bonita la excursión a la CUEVA DE LA COVATILLA de Los HINOJOSOS (CUENCA).

Antonio Izquierdo Ortiz

Mi padre fue un arriero y labrador, siguiendo la tradición de su padre, mi abuelo Boliche.

Al comienzo de la temporada de la frutas, al principio del verano, mi padre compraba melones en el mercado de abastos de Quintanar de la Orden, y los vendía en los pueblos de la sierra de Cuenca. En 1955 yo tenia 12 años, me dijo que le ayudara, en varios viajes que hicimos yendo a comprar a los melonares de Miguel Esteban (Toledo), de vació íbamos montados en el carro, con el macho en varas, y la mula en reata, con la carga de 1000 k. de melones

yo hacia el regreso andando, pendiente de la cuesta abajo echar la galga. mi padre a veces iba montado en la vara del carro, en el día se hacia este viaje regresando a casa, para el día siguiente de madrugad

salir con dirección a Osa de la Vega, y cerca del medio día, hacer parada en Fuentelespino de Aro, en la Posada junto a la plaza. Se le avisaba al pregonero

y daba un pregón en todas las esquinas del pueblo.

"Hay melones en la Plaza a 1,50 céntimos de peseta el

kilo". Se vendía una buena parte de la carga,y al día siguiente partíamos para Montalbo, después con media carga pasábamos a Alconchel de la Estrella, y

terminábamos vendiendo todos los melones en Villar

de Cañas, volviendo por Osa de la Vega a Los Hinojosos. Si era buena temporada, se aprovechaba y

se repetían varios viajes de melones. Recuerdo ir por

Mota del Cuervo, por la Carretera Nacional Madrid Alicante, Las Mesas, El Pedernoso, El Provencio, para

llegar a las huertas de San Clemente, y comprar un carro de 1000 kilos de tiernos pepinos, y volver andando a Los Hinojosos. Para después subir a venderlos a los pueblos de la serranía de Cuenca.

Mi padre como buen arriero se apercibía, de que los pueblos a los que iba a vender la fruta tuvieran necesidad de ella. De hay viene el dicho del arriero.

"Que no hay que llegar primero,si no hay que saber llegar"

LA QUINTA DE 1964

En el segundo año de permanencia en Madrid, regreso a Los Hinojosos, para reunirme con mis compañeros de quintas, y entre ellos cuatro de mis amigos Anselmo Mena, Diego Moya, Miguel Ujena, y Cristobal Moya que ingresó antes como voluntario.

Nos reunimos cerca de veinte quintos para "hacer la mili" como era de tradición, durante varios días pedíamos el aguilando por todo el pueblo y, en Febrero el "Sábado gordo" se celebraba en la plaza del pueblo la fiesta de los quintos. En una noche fría y lluviosa de invierno, con el tractor con remolque de Miguel Ujena, nos fuimos todos al monte a por una carga de leña para hacer la hoguera en la plaza. Pasamos toda la noche comiendo cordero asado con buen vino de la Cooperativa. Antes del amanecer,

acordamos todos de bajar un carro cada uno a la plaza, la mitad se fueron por la Orden y

la otra mitad nos fuimos por el Marquesado, llenamos la plaza de carros y uno de ellos, lo subimos a la cubierta del pozo viejo. En la mañana del Domingo, nos llamó el cabo 1ª de la Guardia Civil quien nos dijo, si no bajábamos el carro inmediatamente, nos mandaba a todos a Africa hacer la mili. Con buena expectación de las gentes del pueblo, bajamos el carro de la cubierta del pozo viejo,se hicieron comentarios que decían:

"Creíamos que esta quinta de estudiantes, no se atreverían a celebrar la fiesta de los quintos"

LOS HINOJOSOS VERANO DE 1960

El pueblo y sus tradiciones labriegas, captan la atmósfera del verano, el olor a mies, el canto de las cigarras, los segadores regresan de las jornadas diarias de la siega, otros, se quedaban a dormir en el rastrojo junto al ato. El acarreo de la mies con las galeras, dotadas con miriñaque o con redes para disponer de más capacidad, dos mulas tirando de ellas que acarreaban la mies a las eras que cercaban el pueblo. La mies, era trillada en la parva para después ser aventada, y separar el trigo de la paja u otros cereales que llenaban los graneros y los pajares. Por aquel entonces, ya venia apretando la mecánica, el coche, el camión, el tractor la cosechadora.

"PARA SER REEMPLAZADA LA FUERZA MUSCULAR, POR LA MECÁNICA"

MIS ABUELOS MATERNOS; PURISIMO ORTEGA Y AURELIA MOYA

Mi abuelo Purisimo fue un labrador, desde joven trabajaba de "mozo" con una yunta de mulas en las

cuadras de una de las casas grandes de labranza del pueblo, la de D. Ramón Lodares. Llegó a ser "mayoral " muchos años, y aprovecho bien el ahorro de su sueldo, fue comprando tierras para su hacienda, consiguiendo tres mulas para su cuadra, y un mozo que trabajara para él ajustado por años como en sus

comienzos de labrador. .

"SE CASO TRES VECES"

La primera, con mi abuela Aurelia Moya, tubo cinco hijos, cuatro hembras y un varón. Mi abuela Aurelia murió joven, quedando viudo mi abuelo con cinco hijos jóvenes. Según me contaba mi madre, la riqueza de entonces de un padre de familia, era de tener tierras y muchos hijos para trabajar en las faenas el campo.

Se caso de segundas con Bernavela, moza soltera, que le sugerieron las casamenteras del pueblo, no llegó ha tener más familia. Quedo viudo de segundas.

De terceras se caso con Policarpa Chacón, soltera no tuvieron hijos, no quería que le llamáramos abuela, y le llamábamos "tía Poli".A mi abuelo le felicitábamos en su cumpleaños, el día de la Purisima Concepción, nos obsequiaba con unos mantecados y una copa de anís. y nos daba una perra gorda, que eran 10 céntimos de una peseta,

En el año 1950, tenia yo siete años, al principio del verano, mi abuelo Purisimo me llevaba en su tartana y la mula, a visitar sus tierras sembradas de cebada o de trigo, para ver si estaban doradas para mandar a sus segadores, a que finca tenían que ir a segar.

Unos años más adelante, ya estaba yo de trillaor en casa de mi abuelo, en el verano, que empezaba en Junio con el rodillo en endurecer la era, después, el acarreo de la mies de todos los cereales, la trilla día a día, aventar cuando hacia aire, solano, del cierzo, o matacabras.

Una vez el trigo limpio, se envasaba en los costales,

que yo avocaba al mozo que tenia empleado mi abuelo por años, él, media con la media fanega y le pasaba el rasero, una vez envasado, hacíamos varios

viajes con la galera, desde la era de mi abuelo, que estaba donde esta la plaza de toros y el polideportivo,

y su casa estaba en la carretera que cruzaba el pueblo junto a la plaza. Por ultimo se bajaba la paja, a mi me tocaba recibirla en la puerta del pajar, y pasarla y pasarla al fondo del pajar.

"Bien me había ganado el traje, que estrenaba por las fiestas de la Virgen Morenita, que se celebraban el 15 de Agosto".

MIS AÑOS JÓVENES EN LA ESCUELA

Mis años jóvenes en la escuela de Los Hinojosos 1950.

Las chicas en las escuelas de la Orden, los chicos en las

escuelas del Marquesado, ambas junto a los pretiles de

las Iglesias.Cuando llegaba la hora del recreo, todos salíamos gritando con deseos de jugar, se hacían grupos,

unos jugando a la piola, otros con sus trompos, a las canicas, a las chapas, o cambiando cromos, y los tebeos

de Roberto Alcazar y Pedrin y El Capitan Trueno.

Recuerdo a los maestros. D. Manuel, D. Pablo,

D. Pedro,

En 1950 llegó la primera ayuda de Unicef a España, en el envío de leche en polvo proviniente del plan ASA: Ayuda Social Americana. Entre 1954 y 1968. Cáritas Española fue la encargada de distribuir el alimento.

Nuestro maestro nos indicó, que lleváramos un vaso

de casa para tomar la leche en polvo y el queso de bola en el recreo," En mi memoria, aún recuerdo esos sabores".

PISOS DE MOSAICOS

En el año 1959, mi hermana mayor con su marido hacen un viaje a Valencia, y compran una prensa par

fabricar pisos de mosaicos, con varios moldes y

cementos y colores, la instalan en su casa, y deciden, que yo sea el que aprenda a manejarla y trabajé para ellos, y así pase cerca de un año, se hicieron bastantes pisos de mosaicos por encargo, que se colocaron en alcobas y salones y pasillos de varias casa del pueblo.

Después mi hermana nos vendió la prensa con todos los moldes y materiales a mis padres, y se trasladó a mi casa de la Rinconada, dejándola instalada en la nave donde antes era el pajar. Aprovechando la recogida de las aguas de lluvia de gran parte de la

casa con la bajada al corral, se puso un canalón que

vertía a un lateral, haciendo escuadra con la pared del la casa de el vecino, donde construí una aljibe de 200 x 200 de ancho x 200 de profunda,en poco tiempo las lluvias llenaron el aljibe, que fue una de las ventajas de disponer de agua tan amano, para hacer las masas con cemento y arena. Utilizaba los cementos "Portland" me los traían de Valencia, y la arena de el arenal de el pueblo, con el carro y la mula de casa. Reanudamos la fabricación de un color liso, en jaspeado, y de dibujos de centros para salones, y alcobas. Un año duraron estos encargos, por esas fechas, comienzo a fabricar pilas para lavar, primero hacia el molde de escayola, seguido se llenaba de una masa de cemento blanco y granito, y se pulía a mano con una piedra de esmeril," que aun conservo". De tanto pulir a mano las pilas, tuve un desgaste de la piel en los dedos de la mano derecha, que se borraron

parcialmente las huellas.

Bajaron las ventas. tuve tiempo para hacer pruebas y economizar en costes, para fabricar ladrillos de 20x20 cm solo de una mezcla de arena y cemento, sin cara de brillo. Se trataba de ofrecerle al maestro de obras de el pueblo "Palomero" que venia construyendo palomares en la zona, y en cada hueco

de el palomar utilizaba ocho rasillas. Le propuse que

con cuatro ladrillos quedaba el hueco perfecto, y se ahorraba la mitad. Acepto mi propuesta, y los siguientes palomares se hicieron los huecos para las

palomas, con cientos de miles de ladrillos que yo le fabriqué. Terminado este encargo sobre el año 1962.

Recuerdo las palabras de mi padre.

"Toni, tienes mi permiso para irte a Madrid a trabajar"

Don FERNANDO RODRIGEZ

Reunía gran parte de la juventud del pueblo, dándonos catequesis. Yo, estaba en un grupo de monaguillos que ayudábamos a misa los Domingos

y Fiestas, con el turno que él nos establecía.

Desde mis años jóvenes en la escuela, venia destacando en dibujo.

Sobre estas fechas en 1960. La Delegación de Cuenca, anuncia un Concurso de Pintura Provincial para jóvenes, con un premio único de 300 pesetas por

valor en libros o en pinturas. Yo quería participar,

pero solo disponía de un plumier con lapices de colores "Alpino".

Gracias a Don Fernando, que me animó a participar, dejándome que utilizara su equipo de acuarelas,

conseguí ganar el premio, y solicité, me mandaran

las pinturas. Y en mis ratos libres comencé a utilizarlas, haciendo dibujos de los paisajes y rincones del pueblo de Los Hinojosos.

En el año 1962, hice la maleta llena de recuerdos y

cargado de ilusiones, por conocer el mundo de el arte, con el "Pegaso" coche de linea, emigré a Madrid.

"Fueron los comienzos de mi trayectoria artística"